Bob Pettit, el bombardero de Baton Rouge

Robert E Lee Pettit nació en Baton Rouge en 1932. Su padre fue una figura importante en Louisiana, estuvo presente en la primera Guerra Mundial en el cuerpo de artillería, fue sheriff de Baton Rouge, director de Correos, y director del Departamento De Instituciones del Estado. Más tarde fundaría su propia compañía junto a su mujer. Pettit llevó una vida acomodada durante su infancia como hijo único.

A pesar de que su padre jugó a baloncesto en su juventud, nunca le presionó para que practicara este deporte. Pettit despertó desde muy pronto un gran interés por todos los deportes, aunque no destacó especialmente en ninguno de ellos. En su primer año de high school entró en el equipo de football de Baton Rouge High School, sin mayor ambición que hacerse acreedor de una de esas chaquetas doradas y verdes con la inicial de su escuela bordada. Su carrera de football fue tan efímera como la de béisbol, otro de los deportes que no se le daban especialmente bien. Su banco de pruebas terminó en el atletismo, donde no demostró ninguna capacidad en cualquiera de sus disciplinas.

En su año sophomore hizo las pruebas para el equipo de baloncesto, pero fue cortado por el entrenador Kenner Day, un entrenador que se hizo famoso por ser el hombre que cortó a Bob Pettit. Sin embargo tanto él como Pettit sabían que no merecía estar en el equipo. Fue un duro golpe que le costó superar. Entró en el coro de la Iglesia de St. James en Baton Rouge. Todos los muchachos del coro formaron tres equipos y organizaron un campeonato entre ellos. Aquella fue su primera experiencia como jugador de baloncesto. Aquellos partidos eran trabados, rozando casi la violencia. Pettit se sentía tan involucrado que comenzó a entrenar a todas horas. Utilizó una percha doblada como canasta y una pelota de tenis para entrenar en el patio trasero de su casa, hasta que su padre le compró un tablero y una canasta. Las horas de entrenamiento de forma regular y constante hicieron que mejorara a pasos agigantados.

Aquella canasta doméstica fue testigo de la evolución de su juego y sobre todo de su característico tiro a una mano, en la que su mano izquierda apenas acompañaba el movimiento de su brazo derecho cuando ejecutaba un lanzamiento. Pettit fue el ejemplo perfecto de jugador sin un talento especial que se forjó a base de trabajo. Pero no solo trabajó en su juego, también solía ejercitar su cuerpo fortaleciendo sus piernas y brazos utilizando objetos que tenía a mano en su propia casa. Además de todo el trabajo realizado, Pettit creció casi 15 cm. durante el verano, no tuvo problemas en esta ocasión para entrar en el equipo de baloncesto. Debutó en su año junior ocupando la demarcación de pívot y ganando el campeonato de la ciudad. Durante el verano siguiente volvió a crecer hasta los 2,00 metros. Para entonces ya se había convertido en el mejor jugador de su equipo. Baton Rouge dependía tanto de él que perdió 9 partidos cuando Pettit causó baja por unas paperas. A su vuelta, ganaron 17 partidos consecutivos y conquistaron el campeonato estatal. Sus progresos no pasaron desapercibidos y recibió ofertas de más de una docena de universidades. Pettit lo tenía claro, quería asistir a LSU.

Como era norma en aquella época los jugadores de primer año no competían en la NCAA. Formaban un equipo aparte y tenían un calendario de 10 partidos contra otros equipos de primer año de otras universidades, normalmente actuando en los preliminares de los partidos del equipo varsity. Durante toda la temporada aprovechó su tiempo libre para trabajar con el entrenador asistente John Chaney, que le enseñó prácticamente todo lo que tenía que saber un pívot ya que en High School era muy superior a sus rivales en altura. Con el equipo JV de LSU anotó más de 30 puntos por partido. Ese verano se puso en las manos de Ray Meyer, una leyenda del baloncesto universitario y entrenador en DePaul de George Mikan. Aprendió con los mismos métodos que había empleado con el pívot de los Lakers. En su año sophomore, el primero como integrante del equipo varsity superó todas las expectativas y quedó como tercer máximo anotador de la nación con 25,5 ppg, sólo por detrás de Clyde Lovellette de Kansas (más tarde compañero de Pettit), y Dick Groat, que eran jugadores seniors. En su biografía él reconoce que cambió su mentalidad gracias a un compañero suyo que se llamaba Joe Dean. Le hizo ver que si dominaba el aspecto mental tenía ganado casi el 50% de la batalla. Si Pettit tenía un mal día en el tiro, se centraba en el rebote, intentaba anotar a través rechaces ofensivos, o forzaba penetraciones a través de las cuales iba a menudo a la línea de los tiros libres, pero no dejaba que nada lo distrajera de su objetivo.

Pettit tuvo un buen año junior llegando con su equipo hasta la Final Four. Cayeron en semifinales ante la universidad de Indiana por culpa de Bob Slick Leonard, mítico entrenador de los Indiana Pacers en la ABA (3 títulos) que anotó sus 10 lanzamientos. En este año junior bajó algo sus promedios porque el entrenador Harry Rabenhorst utilizó con frecuencia defensas zonales que disminuían considerablemente el número de posesiones. Ya en su último año Pettit subió sus promedios hasta los 31 pts y 17 reb, siendo el segundo máximo anotador del país por detrás de Frank Selvy que promedió la friolera de más de 41 pts con la universidad de Furman, incluido un partido de 100 puntos.

Integró varios combinados All Star con los que jugó partidos por todo el país, partidos que eran aprovechados por los ojeadores de las franquicias para seguir a los jugadores más talentosos. Bob Pettit recibió muchas ofertas de equipos profesionales y equipos amateurs. Hacemos un inciso. Estamos hablando de tiempos en los que el baloncesto profesional no garantizaba unos dividendos como para vivir de las rentas. Pettit sopesaba la posibilidad de hacerse profesional si recibía una buena oferta con la ventaja de que dispondría de la mitad de año libre para estar en casa, o jugar para un equipo amateur asociado a grandes firmas comerciales en las que te garantizaban un empleo, pero en la que tenías la obligación trabajar a tiempo completo durante todo el año, además de jugar. También recibió un oferta de los Harlem Globetrotters que desechó.

Se reunió con Ben Kerner propietario de los Milwaukee Hawks, que le habían elegido en el numero 2 del draft. Pettit, un joven sin experiencia, sin un abogado, fue víctima de un negociador astuto y experimentado como Kerner. Las pretensiones de Pettit de cobrar $15.000 se esfumaron tras una hora reunido con el propietario de los Hawks. Finalmente llegaron a un acuerdo por $11.000. Este Ben Kerner era un prototipo de Cesar Augusto Lendoiro, no vivía de otros negocios, sino de los ingresos que generaba con su franquicia. Muchos de sus jugadores eran empleados del club en el más amplio sentido de la palabra, porque muchos de ellos vendían entradas o ayudaban a colocar filas supletorias en el pabellón cuando era preciso, y Pettit no fue una excepción en sus inicios.

Durante su año rookie, se produce un hecho trascendental en su carrera. Red Holzman, el mítico entrenador de los Knicks campeones en los 70, dirigía a los Hawks. A las pocas semanas de comenzar la temporada, reconvirtió a Pettit en ala pívot. Tuvo que pasar por un periodo de adaptación, ya que hasta entonces siempre había jugado de espaldas al aro. A partir de entonces tendría que jugar de cara a la canasta. Afortunadamente para él, recogió los frutos de la multitud de horas que pasó durante su adolescencia trabajando en su tiro en suspensión. Pettit comenzó a utilizar su lanzamiento exterior como uno de los recursos principales de su arsenal. Él y Dolph Schayes fueron los primeros jugadores interiores que se aventuraron a lanzar desde fuera con un volumen considerable de tiros. Otra de las características de su tiro es que lo ejecutaba tras una suspensión, en lugar del típico tiro posicional o set shot que casi la totalidad de jugadores utilizaba. Esta reconversión a alero le obligó a trabajar otras facetas que hasta entonces había descuidado a causa de la posición que ocupaba. Tuvo que entrenar el bote, el dribbling, y aprender a cómo moverse sin balón para poder recibir libre de marca, en lugar de esperar en el poste bajo a que el base le hiciera llegar la pelota. Sin embargo, donde más dificultades tuvo fue en la parcela defensiva, un defecto que iría corrigiendo con el tiempo gracias a su magnífica ética de trabajo.

Pettit mostró una capacidad reboteadora fuera de lo común, gracias a su firme voluntad de pelear por los rebotes, sobre todo, los rechaces en la canasta contraria, e incluso tenía una habilidad especial para recoger los rebotes de sus propios fallos. Bill Russell afirmaba que el término segundo esfuerzo tendría que llevar una imagen de Pettit a su lado en el diccionario. Como todos los grandes reboteadores de la historia, mostraba una voracidad insaciable para los rebotes. De hecho siempre se mostró más orgulloso de su capacidad para el rebote que de su capacidad para anotar.

Durante su año rookie tuvo que adaptarse a la dureza de la competición. Los Hawks contaban con una de las peores plantillas de la competición y terminaron últimos de su división, a pesar de los 20,4 pts y 13,8 reb de Pettit, y su premio como mejor novato. También fue incluido en el segundo mejor quinteto de la competición. Pettit se tomó aquella mala experiencia de perder tan a menudo como una fase de aprendizaje, sin la presión de tener que ganar a toda costa. Durante ese verano Ben Kerner el propietario del equipo estuvo pensando en vender la franquicia por las pérdidas que estaba acumulando. El público de Milwaukee no se involucró con el equipo de baloncesto, sus habitantes eran aficionados al béisbol principalmente. Kerner se reunió con un grupo de inversores que querían fundar una franquicia en Washington, pero la oferta que le hicieron era insuficiente. Kerner había hipotecado su casa en Buffalo y parte del capital de su seguro de vida. Sabía que no tenía futuro en Milwaukee y ante la imposibilidad de vender la franquicia por un buen precio, decidió trasladarla a Saint Louis. Convenció al resto de los propietarios y a la junta de gobernadores de la NBA de que era una operación viable y consiguió el compromiso de todos estamentos de la ciudad de Saint Louis para volcarse con el equipo.

En su primera temporada en Saint Louis, los Hawks se hicieron con los servicios de dos jugadores importantes en su futuro próximo, Jack McMahon, y Jack Coleman. Los Hawks gracias a las nuevas incorporaciones y al liderazgo de Pettit, tuvieron una mejora considerable y lograron meterse en playoffs. Pettit acabó como máximo anotador de aquella temporada y fue nombrado MVP en el primer año que se instauró este galardón. Los Hawks pasaron de perder más de $10.000 en Milwaukee a tener un beneficio de más de $7.000. Llegaron hasta finales de división cayendo con los Pistons en una serie en la que Pettit no estuvo muy acertado, pero dejó una gran actuación en el partido decisivo de la primera ronda anotando 41 puntos contra los Lakers, en el que sería el último encuentro de la carrera de George Mikan.

Después de finalizar la temporada Ben Kerner eligió en el draft a un jugador procedente de la universidad de San Francisco llamado Bill Russell. Red Auerbach andaba detrás de Russell, que debido a la segregación racial que estaba enraizada en Saint Louis estaba decidido a abandonar su carrera de jugador si le obligaban a jugar para los Hawks. Auerbach que siempre iba iba un paso por delante, aprovechó esta circunstancia. Ofreció un intercambio, Ed Macauley, un pívot que había tenido un buen rendimiento en Boston, pero que quería regresar a Saint Louis, su tierra natal en el ocaso de su carrera, y además le ofreció los servicios de las Ice Capades, un grupo de baile sobre hielo para actuar gratuitamente en el Kiel Auditorium, una forma más de generar ingresos para los Hawks. Kerner pudo arañar a un jugador como Cliff Hagan en la operación. Estos dos jugadores serían vitales durante los siguientes años. Fue un win win para ambas franquicias. Los Hawks estuvieron en la élite de la liga durante más de una década, y los Celtics instauraron la mayor dinastía del deporte profesional americano. Para los Hawks era eso, o quedarse sin Bill Russell y sin ningún otro jugador.

Esa temporada Pettit se fracturó por primera vez su muñeca izquierda. Esto ocurrió un sábado, un día después, Pettit estaba sentado en el banquillo de los Hawks para jugar contra los Lakers, con su brazo enyesado desde los nudillos hasta el codo. En aquellos días el prototipo de diagnóstico para una lesión era el lema: “si puedes andar, puedes jugar”. El doctor del equipo Stan London le enyesó el brazo en la posición de acompañar el tiro con su mano derecha. Estuvo jugando así durante dos semanas, cuando le cambiaron esa protección rígida por una más flexible. Aquella temporada hubo tres movimientos trascendentales para que los Hawks se convirtieran en un equipo capaz de competir por el título. El primero fue la adquisición de Slater Martin, un base 4 veces campeón con los Lakers, que cubría la carencia más grande los Hawks que no tenían un base natural, el segundo fue el cambio de posición de Cliff Hagan, un jugador que como escolta no estaba rindiendo muy bien. Cuando le pusieron a jugar como alero, se ganó un puesto en el quinteto titular. Con estos dos cambios, la plantilla dio un salto de calidad considerable. El otro gran cambio tuvo lugar en los banquillos. Alex Hannum aceptó la oferta para dirigir el equipo como jugador-entrenador tras la destitución de Red Holzman.

Los Hawks lograron llegar a la final contra los Celtics, en una de las finales más apasionantes y que se decidió en un séptimo partido que tuvo 2 prórrogas. En el 7º con dos puntos arriba para los Celtics, Saint Louis sacaba de fondo. Alex Hannum saltó al campo y diseñó una jugada surrealista: lanzaría el balón contra el tablero de los Celtics (sacaba desde su propia canasta) y Pettit estaría atento para recoger el rechace. La jugada salió a la perfección, el balón dio en el tablero y Pettit recogió el rechace a la altura del tiro libre, pero falló el tiro. Los Celtics ganaron por 125-123 y lograron el primer título de su historia.

Durante ese verano Pettit estuvo dándole vueltas a la cabeza sobre como mejorar en su juego. Su tiro era bastante bueno, había mejorado mucho en el bote y el manejo del balón, así que decidió trabajar en un aspecto del juego que le había dado problemas. El aspecto físico. Cada vez tenía que enfrentarse a rivales más fuertes y atléticos. Pettit sufría mucho con los contactos dentro de la zona, así que se puso en manos de Alvin Roy que fue entrenador olímpico de levantamiento de pesas en 1956. También había trabajado con varios atletas de la NFL. Pettit comenzó a tonificarse. Roy diseñó un programa para ganar músculo progresivamente durante cuatro o cinco años. No querían que un aumento desproporcionado de masa muscular afectara a su juego. Pettit se convirtió en el primer jugador NBA que contrató los servicios privados de un preparador físico para trabajar su cuerpo, y lo hizo décadas antes de que lo hicieran otros jugadores. Un inciso, para ratificar esa ética de trabajo que tanto le caracterizaba, quiero dejar esta anécdota. Pettit estaba obsesionado por mejorar en todas las facetas del juego y para ello no le importaba dejar su condición de estrella a un lado y dejarse aconsejar por jugadores con un status inferior. Comenzó a mejorar en su manejo de balón gracias a los consejos que recibía de su compañero Sihugo Green. Después de los entrenamientos se quedaban los dos practicando durante varias semanas hasta que la mejora se hizo patente.

Este cambio se fue notando poco a poco en su juego. Cada vez era más difícil desplazarle y quitarle el balón de las manos cuando penetraba a canasta con mucho tráfico. Los Hawks estaban haciendo una gran temporada, pero poco antes de Navidades volvió a fracturarse la muñeca izquierda por segunda temporada consecutiva. En esta ocasión se perdió un par de partidos, pero volvió a jugar unas fechas después con su brazo escayolado en posición de tiro. Estas dos lesiones arruinaron la posibilidad de que Pettit se hubiera coronado como máximo anotador.

Los Hawks volvieron a ganar el título de División y se volvieron a presentar en la final para jugar contra los Celtics. Saint Louis logró ganar uno de los dos partidos en Boston. Se adelantaron por 2-1 en un partido en el que se produjo una circunstancia que cambió el curso de la final. Bill Russell se desgarró uno de sus tobillos, con lo que era más que duda para el resto de la final. Los Celtics lograron sobreponerse momentáneamente a ese shock y ganaron sin Russell en el cuarto para empatar a dos. Pettit se echó el equipo a las espaldas en el quinto partido y volvieron a ganar en Boston gracias a sus 33 puntos y 20 rebotes. El sexto partido era un match ball para los Hawks, sabían que si no lograban proclamarse campeones en Saint Louis, sería muy difícil hacerlo en Boston en un séptimo partido.

Russell haciendo gala de una capacidad de sufrimiento encomiable salió a jugar en el sexto partido, pero Alex Hannum estuvo muy inteligente. Puso a Bob Pettit de pívot conociendo los problemas de movilidad que tendría el pívot de los Celtics. Pettit le atacó desde lejos, sacándolo de la zona. Russell no pudo contenerlo y Auerbach optó por sentarlo. Los Hawks llegaron con una ligera ventaja al final del partido, pero los Celtics apretaron los dientes y recortaron esa ventaja. Los nervios hicieron mella en los locales y en un tiempo muerto Pettit, que había anotado 31 puntos en los 3 primeros cuartos y que estaba en blanco en los seis primeros minutos del último periodo, le dijo a Hannum: “¿Puedo decir una cosa?”. Hannum le dio permiso. Pettit miró a sus compañeros y les dijo: “Hacedme llegar el maldito balón”. Desde ese momento Pettit anotó 19 de los últimos 21 puntos de su equipo, incluido un rebote ofensivo que casi selló la victoria a falta de 13 segundos. Los Hawks ganaron por 1 punto 110-109, con 50 puntos y 19 rebotes de Pettit. Había dado el primer título de la historia, y único hasta ahora, a los Hawks. Tras el partido, Bob Pettit estuvo durante más de 10 minutos sentado, cabizbajo, con una toalla cubriendo su cabeza. Estaba exhausto física y mentalmente. Ni siquiera pudo levantar la cabeza para ser inmortalizado por los fotógrafos. En un estado casi catatónico fue examinado por el doctor del equipo, Stan London.

Tras ser campeones Alex Hanuum rechazó la oferta de renovación del club, y Ed Macauley tuvo que abandonar su función de jugador y asumir las funciones de entrenador. Había contratado a Clyde Lovellette, un pívot muy rudo, pero con calidad que había sido campeón con los Lakers. Los Hawks volvieron a ganar su división. Pettit lideró la tabla de máximos anotadores. Rompió el récord de más puntos anotados en una sola temporada, que un años antes había establecido George Yardley, así como el mayor promedio de anotación de la historia con 29,2 pts, y además lo hizo siendo el 7º en la clasificación de porcentaje de tiros de campo. También fue elegido MVP por segunda vez en su carrera. Sin embargo en playoffs cayeron las finales de división ante unos Lakers (4-2) con un rookie Elgin Baylor en estado de gracia. Baylor tuvo un duelo bonito con Hagan y Pettit. Fue una eliminatoria extraña ya que los Hawks ganaron sus dos partidos por más de 30 puntos, pero perdieron 4 encuentros por un margen muy estrecho. Los Hawks acusaron mucho la baja de Slater Martin, que se lesionó en el primer partido.

El propio Wilt Chamberlain tras su año rookie le calificó como el jugador más completo que había en la liga. Junto a Cliff Hagan y Clyde Lovellette formaron un frontcourt que pasó a la historia como el único de todos los tiempos en el que cada uno de ellos promedió más de 20 pts y 10 reb. Con la irrupción de los Chamberlain, Baylor, Robertson, West, vería casi imposible llevarse otro título de anotador, pero estuvo durante casi todo el resto de su carrera entre los 4 primeros. En esta temporada 1959-60, se plantaron de nuevo en las finales, después de ganar a los Lakers en 7 partidos, remontando un 3-2 en contra y Pettit haciendo en esos dos partidos 28 pts/20 reb y 30 pts/18 reb. En las finales volvieron a verse las caras contra los Celtics y vendieron cara su derrota cayendo en 7 partidos. Desgraciadamente para los Hawks y para Pettit, nunca tuvieron opciones en el último partido. Red Auerbach, dijo que de él entonces que era el mejor alero de la liga, destacaba entre sus virtudes su poderío en el rebote y su carácter competitivo.

La temporada siguiente, la 60/61, Pettit jugaría la última final de su carrera. Los Hawks incorporaron a Lenny Wilkens que ocupó el lugar de Slater Martin ya retirado. Terminó cuarto en la lista de los máximos anotadores con casi 28 puntos por partido, además de promediar más de 20 rebotes por partido. Es uno de los únicos 4 jugadores en toda la historia capaces de promediar 20 puntos y 20 rebotes en una sola temporada junto a Wilt Chamberlain, Nate Thurmond y Jerry Lucas. Dejó otra muestra más de lo que significa jugar cuando las circunstancias no son favorables. En un partido de regular season contra los Celtics, recibió 12 puntos de sutura, le pusieron un parche y jugó con un ojo totalmente cubierto, aún así anotó 19 puntos. En playoffs una vez más se cruzaron con los Lakers, que ya estaban instalados en L.A. Al igual que el año anterior los Hawks remontaron un 3-2 para imponerse en 7 partidos. Una de las mejores series de playoffs de la historia. Pettit estuvo descomunal. Con 2-1 abajo en la serie anotó 40 puntos y capturó 18 rebotes en el cuarto en un partido que ganaron por un solo punto. En el sexto partido los Hawks llevaron a la prórroga un partido que iban perdiendo por cinco pts a falta de 35 seg. En el tiempo reglamentario Pettit anotó la canasta que adelantó a su equipo a falta de 12 segundos. Los Hawks ganaron 114-113 y Pettit hizo 31 pts y 21 reb. Para redondear la serie, Lakers y Hawks jugaron otro partido de infarto. Pettit volvió ser decisivo, a falta de 32 segundos, un palmeo suyo certificó el triunfo de su equipo antes de que Baylor anotara el 105-103 favorable a los Hawks. Cerró su participación con 31 puntos y 17 rebotes. En esta ocasión, los Celtics fueron demasiado para Saint Louis y se llevaron la final por 4-1. Pettit (28+16) y Hagan (29+12) rayaron a gran altura, pero Russell fue el factor diferencial (18+29) dominando a su antojo a Clyde Lovellette que solo pudo promediar 5 reb. en toda la serie.

La temporada 61-62 fue una de las mejores numéricamente para Pettit, porque superó los 30 puntos de media por primera y única vez en su carrera a los que añadió más de 18 rebotes, pero en lo colectivo fue una de las campañas que peor recuerdo le trae. Los Hawks estuvieron más de tres cuartos de la temporada sin Lenny Wilkens que tuvo que prestar servicio en el ejército. Además de eso, Clyde Lovellette estuvo fuera más de la mitad de la temporada, y Larry Foust, su suplente, también se perdió 25 encuentros. Pettit se vio en la obligación de jugar como pívot durante una docena de partidos, volviendo así a sus orígenes. Estas bajas fueron muy sensibles y pasaron factura. Presentaron un récord desolador (29-51), Kerner destituyó a dos entrenadores, Paul Seymour y Andrew Levane. El propio Bob Pettit tuvo que acabar la temporada ejerciendo labores de jugador entrenador durante 6 partidos. Una de las pocas notas positivas fue su cuarto galardón como MVP del All Star.

La temporada 62/63 fue la primera de una reconstrucción iniciada por Ben Kerner a pesar de que a Pettit todavía le quedaban algunos años buenos. Hubo hasta 9 caras nuevas. Acertaron de pleno con su elección del draft, Zelmo Beaty, y lograron reclutar una serie de jugadores procedentes de la ABL, una liga semiprofesional paralela a la NBA que había quebrado, entre ellos, se encontraba Bill Bridges, otro referente histórico de la franquicia. Las nuevas incorporaciones se adaptaron a la perfección. Los Hawks pasaron de 29 a 48 victorias y Pettit seguía manteniendo sus altas prestaciones (28,4 pts y 15,1 reb). En primera ronda se enfrentaron a los Pistons venciendo por 3-1. Pettit tiene la siguiente secuencia de partidos (31+15, 42+18, 36+22, 35+13). Los Pistons contaban con Dave Debusschere, que se consolidó más tarde en su carrera como uno de los mejores defensores de la historia, y con Walter Dukes. Si Bob Pettit fuera el héroe de un cómic, Walter Dukes sería su némesis. Era un siete pies que jugó casi toda su carrera en los Pistons y con el que tuvo más de 15 peleas en su carrera a causa de la violencia que solía emplear contra él en su defensa. Los Hawks llegaron a las finales de división contra los Lakers y cayeron en esta ocasión en 7 partidos. El conjunto angelino contaba por entonces con el dúo Elgin Baylor-Jerry West en sus mejores años como pareja (antes de la lesión de Baylor).

A pesar de ser una figura reconocida dentro del ámbito deportivo, Pettit no se durmió en los laureles. Los jugadores de la NBA no podían vivir de las rentas de su salario, ya que no disponían de seguro médico ni de un plan de pensiones. Con carreras que con suerte llegaban a los 10 años de duración, prácticamente ningún jugador en la liga podía sobrevivir sin complementar sus ganancias. Pettit había comenzado a trabajar en American Bank and Trust Company, y a los 31 años ya fue nombrado vicepresidente adjunto.

Los Hawks siguieron siendo competitivos durante la temporada siguiente, a pesar de que se empezaba a intuir el paso de los años en Cliff Hagan. Pettit como si fuera un valor bursátil seguro se mantuvo en unos asombrosos números de 27,4 pts y 15,2 reb. Los Hawks incorporaron a su plantilla a un mito de los Knicks como Richie Guerin, que venía con fama de ser uno de los mejores anotadores de la liga. Guerin rebajó su perfil y encajó a la perfección en un grupo en el que Lenny Wilkens y Zelmo Beaty iban cogiendo galones progresivamente. El 9 de febrero de 1964, Pettit se convirtió en el máximo anotador de la historia al anotar 33 puntos en un partido contra los Warriors y superar los 19.248 puntos de Dolph Schayes. Un mes antes, se unió al boicot que impulsaron Oscar Robertson y Bill Russell, junto al resto de jugadores que fueron elegidos para jugar el All Star con el fin de conquistar derechos como implementar un plan de pensiones para todos los jugadores de la liga que cumplieran ciertos requisitos, así como un seguro médico que les cubriera ante cualquier eventualidad como consecuencia de su actividad deportiva. En el último partido de la regular season los Hawks se jugaron el mejor récord de su división contra los Warriors, en un partido que tuvo una gran trascendencia en los playoffs. Los Warriors ganaron y obtuvieron el privilegio de asegurar el factor cancha en todas las eliminatorias del oeste. En primera ronda derrotaron a los Lakers por 3-2, pero en la final de división cayeron en siete partidos ante unos Warriors que contaban con un juego interior formado por Wilt Chamberlain y el rookie Nate Thurmond. Aquel último encuentro de la regular season condicionó en cierta manera la serie.

Durante esa primavera, Pettit formó parte de un combinado formado por Red Auerbach para realizar una gira por países del telón de acero. Formaban parte de una estrategia del Departamento de Estado de los EEUU para limar asperezas con algunos países del este. En principio la gira estaba programada para jugar partidos amistosos en la URSS, Polonia, Yugoslavia y Rumanía. Los rusos no permitieron la entrada de la delegación americana en suelo soviético y como alternativa extendieron la gira con dos partidos en Egipto. Junto a Pettit, formaron aquel combinado: Bill Russell, KC Jones, Bob Cousy, Tom Heinsohn, Tom Gola, Oscar Robertson y Jerry Lucas. Fue toda una experiencia para Pettit, para aquellos que tuvieron la fortuna de jugar contra ellos, y qué decir de los espectadores que pudieron verlo en vivo.

Pettit volvería después del verano para jugar una última temporada. En sus planes iniciales no estaba jugar una temporada más. Así se lo había dicho a Ben Kerner al principio de la campaña anterior, pero el propietario de los Hawks era un taimado negociador. Pettit se había quedado a 244 puntos de los 20.000, y Kerner le hizo chantaje emocional. Le explicó a Pettit que todas sus marcas anotadoras iban a quedar eclipsadas por Wilt Chamberlain, pero que solo un hombre podía ser el primero en llegar a los 20.000 puntos, y ese podía ser él. Pettit accedió, pero sin posibilidad de extender su carrera más allá de aquella temporada. Pettit llegó a los 20.000 puntos contra Cincinnati en su undécimo partido. Después de los últimos playoffs que había jugado, intuía que su declive físico ya había comenzado. Quería retirarse cuando todavía era un jugador importante de la liga, antes de tener que arrastrarse por las canchas. De hecho esa última temporada sufrió un pequeño calvario con las lesiones, primero con desgarro del músculo abdominal, que se agravó cuando decidió seguir jugando en lugar de descansar, eso le supuso estar tres semanas de baja. Más tarde en un choque con Rudy Larusso de los Lakers, se fracturó 4 costillas que le mantuvieron fuera de la cancha otro mes, y cuando por fin volvía a recuperar la forma, se desgarró los ligamentos de la rodilla izquierda y llegó a los playoffs muy mermado. Aún así acabó la temporada con promedios de más de 22 puntos y 12 rebotes. Cayeron en primera ronda contra unos Bullets que tenían como ala pívots a una mala bestia como Gus Johnson que tenía un físico que muy pocos jugadores actuales podrían presumir, y Bailey Howell otro All Star que estaba en la mejor forma de su carrera. En el último partido de la serie, Pettit arrastrándose solo pudo jugar 14 minutos. Aquel sería su adiós al baloncesto profesional. Unos días antes del comienzo de los playoffs, Ben Kerner organizó un evento para anunciar la retirada de Pettit y dedicarle un pequeño homenaje delante de la prensa. Kerner apenas pudo articular palabra y tuvo que interrumpir varias veces su discurso.

Pettit regresó a Baton Rouge como siempre fue su idea para trabajar en la Banca. Se retiró un jugador con una larga lista de logros. Dos veces MVP de la liga, Rookie del año, 4 veces MVP del All Star. Fue All Star durante sus once temporadas en la NBA, y elegido entre los dos mejores quintetos de la liga en todas y cada una de sus temporadas en activo. Además fue dos veces máximo anotador y una vez máximo reboteador de la liga. Pero fuera de estos logros, se retiró un jugador con una ética de trabajo encomiable, un jugador de grandes partidos en momentos comprometidos y alguien que profesaba un tremendo respeto por su profesión como demuestra el hecho de jugar en precarias condiciones en más de una ocasión. Tenía actitudes jordanescas en el sentido de que siempre buscaba una motivación para jugar. Comentaba que cuando la temporada regular llegaba a su fin y se jugaban partidos intrascendentes para la clasificación, siempre buscaba una motivación externa para jugar con intensidad. A veces era un muchacha guapa a la que dedicaría sus canastas, otras veces sería pensando en aquellos seguidores que a duras penas pagaban una entrada para verle, o en aquellos aficionados que se sentaban delante del televisor en las contadas ocasiones en las que un partido era emitido. En definitiva Pettit fue un jugador que mantuvo un estándar de autoexigencia muy alto y que le permitió alcanzar todos esos logros, alcanzando todo el potencial que llevaba dentro. No fue un jugador con un don extraordinario cuyas habilidades solo había que pulir, todo lo contrario, sin su trabajo diario, y su fortaleza mental, es difícil poder imaginar que hubiera conseguido la mitad de las cosas que logró.

2 respuestas a “Bob Pettit, el bombardero de Baton Rouge

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